pero lo nuestro es pasar
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Con estos versos voy terminando mis últimas semanas en este centro, lamento que dejo muchas cosas atrás, algunas muy dolorosas; y presiento que me quedan muchas otras delante.
Hoy más que nunca percibo que se termina una época muy importante en mi vida, y con la marcha a otro centro se me hace más real.
Dejo muchas ganas, ilusiones, aventuras, amistades, sonrisas y lágrimas, y no sé si todo podrá caber en mi equipaje.
Pero también me llevo cariño, experiencias, logros, vida, miradas, momentos y sabiduría.
Siento mucho, mucho vértigo en cada paso que doy, y no puedo aún irme sin mirar hacia atrás por miedo al olvido o a la realidad. Sin embargo, me voy pisando delicadamente, asomándome despacio a aquello que se ve de lejos y aún no reconozco.
Gracias a mis niños y niñas, porque lo que ellos me han aportado queda grabado con tinta imborrable para siempre en mi corazón, porque son sus miradas, sonrisas, éxitos y palabras lo que engrandece mi trabajo y porque no son sólo especiales, sino las estrellas de un enorme firmamento, las que más brillan y las que más debemos de cuidar. Gracias a ellos se ilumina cada día el camino de una maestra un poco perdida.
Y gracias a los demás que alguna vez se sintieron como yo y aún así me hacen y me han hecho el camino más fácil.
Y repito en mi mente: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar."
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